Equipo

Miguel García Fernández

Soy diplomado en enfermería por la Universidad de Oviedo desde el año 2000, posteriormente he realizado diferentes cursos universitarios de postgrado, Experto Universitario en Gestión de Servicios de Enfermería y en Enfermería para la Reproducción Asistida. Hice la adaptación al grado de Enfermería en la Universidad Complutense de Madrid y soy Máster en bioética por la Universidad Rey Juan Carlos. En la actualidad estoy haciendo mi tesis doctoral en la Universidad Autónoma de Madrid.

 

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Equipo 

Miguel García Fernández

Soy diplomado en enfermería por la Universidad de Oviedo desde el año 2000, posteriormente he realizado diferentes cursos universitarios de postgrado, Experto Universitario en Gestión de Servicios de Enfermería y en Enfermería para la Reproducción Asistida. Hice la adaptación al grado de Enfermería en la Universidad Complutense de Madrid y soy Máster en bioética por la Universidad Rey Juan Carlos. En la actualidad estoy haciendo mi tesis doctoral en la Universidad Autónoma de Madrid.

 

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¿Dónde has desarrollado tu actividad profesional?

He tenido el privilegio de poder trabajar como enfermera en muchos y muy diferentes lugares. Al terminar la carrera trabajas en lo que va saliendo y no dices que no a ninguna oportunidad, ese me llevó a probar diferentes especialidades, diferentes formas de trabajar. En esos primeros años trabajé a caballo entre Madrid y Barcelona, en hospitales públicos y privados, centros de día y residenciales. Tuve la oportunidad de cuidar a todo tipo de personas, desde bebés recién nacidos hasta ancianos en los últimos momentos de su vida.

¿Destacarías algún mérito de tu carrera profesional?

Realmente todos mis méritos han sido gracias a los equipos de los que me he rodeado y con los que he colaborado.

He sido miembro de la Sociedad Española de Enfermería Neonatal, y formado parte de la junta directiva, y de los comités organizadores y científicos de los congresos nacionales de la misma desde el año 2012.

Creo que si tengo que destacar algo desde el punto de vista académico diría que estoy muy orgulloso de ser Máster en bioética, ese curso me aportó mucho y me modeló como persona y profesional. Desde el punto de vista profesional destacaría el momento en el que mis superiores me propusieron para el puesto de coordinador de investigación de enfermería del Hospital de La Paz, puesto en el que por cuestiones familiares solo pude estar unos meses, pero que sin duda fue algo muy relevante.

También he participado en la elaboración de varios artículos y libros. Destacaría, por el cariño con el que lo hicimos, el libro «Cuidados neonatales en enfermería», en el que elaboré varios capítulos, «La familia como eje del cuidado neonatal», «Aspectos éticos» y «el proceso del duelo».

No puedo olvidar que en los últimos meses ha salido el libro «El valor de cuidar», en el que participo con un capítulo sobre el cuidado en los límites de la viabilidad.

En cualquier caso mis méritos, tengo que reconocer, son los méritos de la gente maravillosa con la que he trabajado y colaborado.

¿Qué crees que puedes aportar a las familias que acudan a EMBY?

Creo que mi punto fuerte es la visión contextual que he desarrollado durante estos años como enfermera cuidando familias.

Es muy fácil reducir los problemas de las personas a una o dos cosas que controlamos, centrarnos en hacer la mejor estimulación, en conseguir el mejor embrión, y todo eso es muy importante, y para eso están los excelentes profesionales médicos y de la embriología, pero como enfermera tengo que dar otro punto de vista, y centrar el proceso en las necesidades de las familias.

Creo que es muy triste que las familias que pasan por un tratamiento de reproducción, incluso si consiguen su objetivo, manifiesten que fue un proceso doloroso. Es un proceso muy duro, sin duda, pero como enfermera tengo que ayudarles a que sea un proceso de crecimiento como individuos y como familias, creo que eso se me da bien y creo que es lo que puedo aportar.

¿Destacarías algún sitio en especial?

En mi primera estancia en Barcelona tuve la oportunidad de trabajar en la unidad de cuidados intensivos neonatales del Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona, fue una experiencia muy intensa porque yo realmente solo llevaba 2 años como enfermera y mi experiencia aún era escasa, aprendí mucho y lloré mucho. El sufrimiento de las familias me pesó mucho, me impliqué, quizá demasiado, y después de un año tuve que coger un poco de aire, entonces me salió la oportunidad de irme a una UCI de adultos y ahí estuve otro año, aprendí muchísimo, la verdad es que fui muy feliz, pero me faltaba algo.

Entonces la vida me llevó de nuevo a Madrid y había que volver a buscar trabajo, entonces me paré y le dije a mi familia «yo donde más feliz he sido fue en neonatos, necesito volver». Por suerte había hecho muy buenos amigos en ese campo, tenía mis recomendaciones y toqué varias puertas, enseguida comencé a trabajar de nuevo y, podemos decir, llegó mi madurez como enfermera.

Primero el Gregorio Marañón, con una unidad de neonatología asombrosa, y luego La Paz, para mí el mejor hospital de España, con los mejores profesionales de la neonatología que he conocido, trabajadores, exigentes, dedicados. En esa unidad aprendí el concepto de cuidados centrados en la familia, y desde entonces esa es mi forma de trabajar, no concibo trabajar de otra forma.

¿Y cómo llegas a la reproducción asistida?

 Por cuestiones familiares llevo muchos años vinculado a este campo del conocimiento y, en cierto modo, es casi una evolución natural de mi proceso de desarrollo profesional.

He cuidado familias desde el nacimiento hasta los últimos momentos, pero hay algo más antes del nacimiento, la planificación de la maternidad, el deseo de que una familia crezca, la angustia cuando los planes no salen como esperamos, ahí también hace falta una enfermera de familia, es un momento de la vida de las personas muy intenso y estoy encantado de poder ayudarles.